En este 16º domingo del tiempo ordinario, escuchamos las siguientes palabras de San Marcos que muestran la naturaleza compasiva de Jesús. Leemos:
“Los Apóstoles se reunieron con Jesús y le contaron todo lo que habían hecho y enseñado. El les dijo: ‘Vengan ustedes solos a un lugar desierto, para descansar un poco’. Porque era tanta la gente que iba y venía, que no tenían tiempo ni para comer. Entonces se fueron solos en la barca a un lugar desierto. Al verlos partir, muchos los reconocieron, y de todas las ciudades acudieron por tierra a aquel lugar y llegaron antes que ellos.
Al desembarcar, Jesús vio una gran muchedumbre y se compadeció de ella, porque eran como ovejas sin pastor, y estuvo enseñándoles largo rato” (Marcos 6, 30-34).
La necesidad de buenos pastores es tan grande hoy como lo fue en los tiempos de Jesús. A veces los pastores terrenales fallan, pero la buena noticia es que el Señor siempre nos proporciona excelentes pastores. Los padres son pastores de sus familias. Los sacerdotes ordenados son pastores de su parroquia. Los obispos son pastores de sus diócesis. Y el papa es el pastor terrenal de la Iglesia. Jesús, por supuesto, es el Pastor de la Iglesia en el cielo y en la tierra, el pastor compasivo que encontramos en la selección de Marcos de hoy.
En la foto de arriba, vemos al cardenal Óscar Rodríguez celebrando su 40 aniversario de ser obispo. El cardenal Rodríguez, salesiano, es arzobispo de Tegucigalpa.