Todas las historias cristianas genuinamente católicas terminan en “felices para siempre”. En otras palabras, son románticos por su propia naturaleza.
Esto se debe a que, en la cosmovisión cristiana católica, creemos que al final, el bien vencerá al mal, la vida vencerá a la muerte y el amor vencerá al odio.
Por tanto, no es de extrañar que el último domingo del Año Eclesiástico, que es hoy, la Iglesia celebre la fiesta de Cristo Rey. Esta fiesta nos recuerda que los poderes terrenales, como los presidentes y la realeza, los movimientos y partidos políticos y las naciones de la tierra, todos desaparecerán. Pero Jesucristo permanecerá.
La fiesta de Cristo Rey es un día muy especial aquí en Honduras, porque es la fiesta patronal de nuestros Delegados de la Palabra. Estos son hombres y mujeres que tienen educación especial para ser los representantes católicos oficiales en sus comunidades. De alguna manera, son “sacerdotes-extensores”.
La parroquia en la que sirvo tiene 87 iglesias esparcidas por muchas cadenas montañosas y millas, por lo que es bastante imposible que 4 sacerdotes celebren misas de manera regular en todos los lugares. Afortunadamente, los Delegados de la Palabra están disponibles en cada comunidad. Allí, llevan a cabo los servicios de la Liturgia de la Palabra todos los jueves y domingos, bautizan a los bebés que están en peligro de muerte, realizan novenas por los que han fallecido, mantienen sus iglesias en buen estado, manejan todos los trámites para los sacramentos de sus iglesias, visitan el enfermo, y una gran cantidad de otros deberes. Sin los Delegados, la Iglesia Católica en Honduras estaría en muy malas condiciones.
Así que hoy, saludo a todos los hombres y mujeres que nos sirven como Delegados, y le pido a Dios que los colme de muchas bendiciones especiales.
En la foto de arriba, vemos a algunos de los Delegados de la Palabra de nuestra parroquia reunidos para celebrar con el P. Gerardo Vallecillo, el ex pastor. P. Gerardo acogió esta celebración como una forma de decir “¡Gracias!” a los hombres y mujeres que sirven en este papel fundamental en las muchas iglesias de nuestra parroquia. Las camisetas que llevan los Delegados fueron un regalo de nuestra parroquia hermana, la Basílica Santuario de Santa María, en Wilmington, Carolina del Norte.