Cada año, el último domingo de septiembre, los cristianos católicos celebran el Día Mundial de los Migrantes y Refugiados (DMMR). 2023 marca la celebración número 109 de este día especial, y su lema para este año es: “Libre para elegir si emigrar o quedarse”.
El tema tiene sus raíces en la historia del Nuevo Testamento de una familia joven, la Sagrada Familia, que realmente no tenía mucha “libertad” para dejar su tierra natal. El Papa Francisco señala: “Un ángel del Señor se apareció a José en un sueño y le dijo: ‘Levántate, toma al niño y a su madre, y huye a Egipto, y quédate allí hasta que yo te diga; porque Herodes va a buscar al niño para matarlo” (Mt 2,13). La huida de la Sagrada Familia a Egipto no fue fruto de una decisión libre, como tampoco lo fueron muchas de las migraciones que marcaron la historia del pueblo de Israel. La decisión de migrar debería ser siempre libre, pero en muchos casos, incluso en nuestros días, no lo es. Los conflictos, los desastres naturales o, más sencillamente, la imposibilidad de vivir una vida digna y próspera en la propia tierra natal están obligando a millones de personas a marcharse.
El Papa Francisco señala que, aunque muchas personas y familias se sientan obligadas a irse por guerras, desastres naturales o para mantener a sus familias, siempre debe haber comunidades “…preparadas para acoger, proteger, promover e integrar a todos, sin distinciones y sin excluir a nadie”.
Esa es una orden muy alta, especialmente en nuestros tiempos polarizados. Pero, los cristianos católicos han tenido desafíos a lo largo de sus 2100 años de historia, así que esperamos que hayamos crecido en sabiduría, amor y compasión.