En este domingo 28 del Tiempo Ordinario, leemos lo siguiente de la Carta de San Pablo a los Filipenses:
“Yo sé vivir tanto en las privaciones como en la abundancia; estoy hecho absolutamente a todo, a la saciedad como al hambre, a tener sobra como a no tener nada. Yo lo puedo todo en aquel que me conforta. Sin embargo, ustedes hicieron bien en interesarse por mis necesidades. Dios colmará con magnificencia todas las necesidades de ustedes, conforme a su riqueza, en Cristo Jesús. A Dios, nuestro Padre, sea la gloria por los siglos de los siglos. Amén” (Filipenses 4: 12-14, 19-20).
El mensaje de hoy de San Pablo es un escrito asombroso digno de meditación. De lo que Pablo está hablando es del concepto de resiliencia, de ser lo suficientemente flexibles para afrontar cualquier cosa que la vida nos depare en los buenos y en los malos momentos. Y el “secreto” de ser capaz de ser tan flexible es la confianza en que un Dios amoroso nos está cuidando y siempre nos dará el poder para afrontar cualquier cosa que la vida nos depare. ¡Qué concepto tan asombroso es este!