Hoy, los cristianos católicos celebran la fiesta de la Ascensión del Señor al cielo. Y en el Evangelio de Marcos que tenemos hoy, leemos:
“Jesús les dijo a sus discípulos: ‘Id al mundo entero y proclamad el evangelio a toda criatura. Quien crea y sea bautizado será salvo; el que no crea será condenado. Estas señales acompañarán a los que creen: en mi nombre expulsarán demonios, hablarán nuevos idiomas. Recogerán serpientes con sus manos, y si beben algo mortal, no les hará daño. Pondrán las manos sobre los enfermos y se recuperarán.’
“Entonces, el Señor Jesús, después de hablarles, fue llevado al cielo y se sentó a la diestra de Dios. Pero ellos salieron y predicaron en todas partes, mientras el Señor trabajaba con ellos y confirmaba la palabra a través de signos que los acompañaban” (Marcos 16, 15-20).
Los cristianos católicos se centran en predicar la palabra de Dios como un mandato misionero, creer en la Trinidad y ser bautizados. No manejamos serpientes ni bebemos veneno para demostrar que el Espíritu Santo está dentro de nosotros, aunque hay algunas ramas del cristianismo protestante que lo han hecho en el pasado y continúan haciéndolo aún hoy.
La foto de arriba muestra a Ángel Romeo Carranza García (en el esmoquin) con su familia en su día de bautismo en la Iglesia de Nuestra Señora de la Candelaria en Curarén.