Aquí en las zonas rurales montañosas donde vivo y trabajo como sacerdote misionero, los caminos no están pavimentados excepto en cuatro pueblos. En los meses de verano (del 1 de noviembre al 30 de abril), las carreteras están polvorientas. En los meses de invierno (del 1 de mayo al 31 de octubre), las carreteras suelen estar embarradas, lo que las hace resbaladizas y peligrosas.
Una forma de servicio comunitario que se realiza con frecuencia es ayudar a los conductores que tienen problemas en estas carreteras. En esta foto, vemos un camión que quedó atrapado en un pie de lodo mientras subía uno de los caminos de montaña cerca de la comunidad Reitoqueña de Sabaneta. Mi chofer Isaí (a la derecha en la foto), ayudó a otros jóvenes a subir el camión cuesta arriba. Isaí y yo estábamos detrás de este camión, entonces si no lo hubieran movido, no hubiésemos podido movernos. Afortunadamente, mi Toyota Hilux es muy potente y puede circular por estos caminos. Sin embargo, muchas de las carreteras de la parroquia discurren justo al lado de un acantilado, por lo que salirse de la carretera sería una muerte instantánea.
Quizás se pregunte por qué no ayudé a empujar el camión. ¡Empujar camiones cuesta arriba en el barro no es el fuerte de un hombre de 81 años que pesa 111 libras!