Helene Kafka nació el 1 de mayo de 1894 en Moravia, Austria-Hungría, la sexta hija de su familia. Su padre era zapatero. La familia se mudó a Viena, Austria cuando Helene tenía solo dos años y vivía en una comunidad de inmigrantes checos, porque eran de nacionalidad checa. Cuando era niña, ayudó económicamente a su familia trabajando como ama de llaves y, luego, como vendedora en una tienda de tabaco.
En 1913, Helene se convirtió en enfermera, y comenzó a trabajar en el hospital de la ciudad de Austria. Mientras trabajaba allí, conoció a miembros de las Hermanas Franciscanas de la Caridad Cristiana y entró en su comunidad cuando tenía veinte años. En la vida religiosa, se le dio el nombre de María Restituta, en honor a una mártir del siglo IV con ese nombre. Al tomar sus votos, continuó trabajando en el hospital de la ciudad.
Sin embargo, en 1938, Adolf Hitler de Alemania y su Partido Nazi anexaron Austria. Hitler y sus nazis comenzaron un pogromo de odio, diseñado para encarcelar y exterminar a grandes poblaciones de personas, especialmente judíos, hombres gay, sacerdotes católicos y otros.
Hna. Restituta estaba furioso con Hitler y los nazis. Y, aunque sabía que era peligroso criticar abiertamente a Hitler y los nazis, eso no le impidió hacerlo. Llamó a Hitler un “loco”, y expresó abiertamente su desprecio por el régimen nazi. La Hna. Restituta dijo sobre sí misma: “Una vienesa no puede mantener la boca cerrada”.
Además, desafiaba las nuevas leyes cada vez que podía. Por ejemplo, cuando se abrió una nueva ala del hospital, la Hna. Restituta continuó con la práctica católica tradicional de colgar un crucifijo en la pared de la habitación de cada paciente. Las autoridades nazis le exigieron que quitara los crucifijos o la despedirían. Ella lo rechazó. Afortunadamente, los crucifijos permanecieron en las paredes, y no la despidieron. Su orden convenció a las autoridades nazis de que la Hna. Restituta era demasiado valiosa para el hospital como para ser reemplazada.
Sorprendentemente, la Hna. Restituta pudo ejercer la enfermería y seguir criticando a Hitler y los nazis durante algún tiempo hasta el Miércoles de Ceniza de 1942. Ese día, la Gestapo, la policía letal de los nazis, arrestó a la Hna. Restituta por colgar los crucifijos y escribir un poema burlándose de Hitler. A fines de octubre de ese mismo año, fue sentenciada a muerte en la guillotina por “favorecer al enemigo y conspiración para cometer alta traición”. Las autoridades, sin embargo, se ofrecieron a liberarla si renunciaba a su convento. Ella lo rechazó.
El 30 de marzo de 1943 los nazis decapitaron a la Hna. Restituta a la edad de cuarenta y ocho años.
Hna. Restituta fue beatificada el 21 de junio de 1998 por el Papa Juan Pablo II. La fiesta de la Beata Restituta es el 30 de marzo.