Hoy, los cristianos católicos celebran el miércoles de ceniza, el comienzo de la Cuaresma. Para los católicos, la Cuaresma va desde el Miércoles de Ceniza hasta el comienzo de la Misa de la Cena del Señor el Jueves Santo. En ese momento, entramos en la temporada de tres días llamada Triduo.
Mucha gente usa la Cuaresma para fortalecer su vida espiritual. Algunos hacen esto agregando algo especial que normalmente no hacen. Por ejemplo, pueden dar más a la caridad, trabajar en un comedor de beneficencia, leer libros espirituales, rezar el rosario o ir a misa con más frecuencia. Otros, en lugar de agregar algo a su vida diaria, restan algo de su vida, como dejar los dulces, la televisión, el alcohol, los chismes o lo que sea.
Mi gran consejo es mantener la sencillez. Algunas personas piensan que la Cuaresma es el único momento que tienen para convertirse en gigantes espirituales. Eso, por supuesto, es ridículo. Cada día es un buen día para luchar por la santidad; no tiene que ser en Cuaresma. Por tanto, te sugiero que elijas una cosa y la hagas bien. Cuando termine la Cuaresma, puedes elegir otra cosa y hacerlo bien. No vas a pasar de cero a un místico de alto poder en 40 días … ¡o 40 años!
Y mientras está haciendo su ejercicio espiritual especial, manténgalo en secreto. Ese es el mensaje del pasaje del Evangelio de hoy de San Mateo (6: 1-6, 16-18). Como Jesús les dijo a sus discípulos: “Guárdense de las buenas acciones hechas a la vista de todos, a fin de que todos las aprecien. Pues en ese caso, no les quedaría premio alguno que esperar de su Padre que esta en el cielo” (Mt 6, 1).