Hoy los cristianos católicos celebramos el decimocuarto domingo del tiempo ordinario. En este día, Jesús nos dice:
“Vengan a mí, todos ustedes que trabajan y están agobiados, y les daré descanso. Toma mi yugo sobre ti y aprende de mí, porque soy manso y humilde de corazón; y encontrarán descanso para ustedes mismos. Para mi el yugo es fácil, y mi carga ligera” (Mateo 11: 28-30).
Hasta que fui adulto, no tenía idea de qué era un “yugo” en la forma en que Jesús lo estaba usando. Un yugo es un travesaño de madera que se sujeta al cuello de dos animales y se adhiere a un arado que deben tirar. Cuando la pareja de animales trabaja junta, el trabajo que un animal no pudo realizar por sí solo, de repente se hace factible.
En la foto de arriba, tomada en el municipio de La Libertad, F.M., Honduras, vemos dos toros atados por un yugo para que juntos puedan tirar de un carro.
Cuando nos entregamos al Señor, nos convertimos en “yugo” con el Señor. Entonces, podemos lograr cosas increíbles que, por nosotros mismos, nunca podríamos lograr.
¿Cómo te unes al Señor?