Hoy, los cristianos católicos celebran el segundo domingo del tiempo ordinario. En este día, leemos lo siguiente de la Primera Carta de San Pablo a los Corintios:
“Ciertamente, hay diversidad de dones, pero todos proceden del mismo Espíritu. Hay diversidad de ministerios, pero un solo Señor. Hay diversidad de actividades, pero es el mismo Dios el que realiza todo en todos. En cada uno, el Espíritu se manifiesta para el bien común. El Espíritu da a uno la sabiduría para hablar; a otro, la ciencia para enseñar, según el mismo Espíritu; a otro, la fe, también el mismo Espíritu. A este se le da el don de curar, siempre en ese único Espíritu; a aquel, el don de hacer milagros; a uno, el don de profecía; a otro, el don de juzgar sobre el valor de los dones del Espíritu; a este, el don de lenguas; a aquel, el don de interpretarlas. Pero en todo esto, es el mismo y único Espíritu el que actúa, distribuyendo sus dones a cada uno en particular como él quiere” (1 Cor 12, 4-11).
No importa qué dones nos haya dado el Espíritu, deben usarse para algún beneficio. ¿Qué dones te dio el Espíritu? ¿Cómo los está desarrollando en nuestra vida? ¿Cómo los está utilizando para beneficiar a otros?