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En este Vigésimo Domingo del Tiempo Ordinario, leemos el siguiente pasaje
“Jesús dijo a sus discípulos: ‘¡He venido a traer fuego a la tierra y ¡Cuánto desearía que ye estuviese ardiendo! Pero también he de recibe r un bautismo y ¡que angustia siento hasta que no se haya cumplido! ¿Creen ustedes que he venido para establecer la paz en la tierra? Les digo que no; más bien he venido a traer división. Pues de ahora en adelante hasta en una casa de cinco personas habrá división: tres contra dos y dos contra tres. El padre estará contra del hijo y el hijo contra el padre; la madre contra la hija y la hija contra la madre; la suegra contra la nuera y la nuera contra la suegra’” (Lucas 12: 49-53).
La predicción de Jesús fue correcta; hay conflicto en el mundo entre familias, vecinos, comunidades y naciones. Hay conflicto entre varias religiones e incluso dentro de los grupos religiosos. Uno necesita mirar más allá de nuestra propia Iglesia Católica para encontrar conflicto.
Pero, ¿significa eso que simplemente debemos aceptar el conflicto? No, porque si estamos llamados a construir el Reino de Dios aquí en la tierra, debemos esforzarnos al máximo para que sea un mundo mejor. Y la construcción de un mundo mejor comienza con cada individuo. ¿Estás preparado para el reto?
