En la lectura del Evangelio de hoy de San Mateo, escuchamos a Jesús decir:
“¡Dichoso tú, Simón, hijo de Juan, porque esto no te lo ha revelado ningún hombre, sino mi Padre, que está en los cielos! Y yo te digo a ti que tú eres Pedro y sobre esta Piedra edificaré mi Iglesia. Los poderes del infierno no prevalecerán sobre ella. Yo te daré las llaves del Reino de los cielos; todo lo que ates en la tierra quedará atado en el cielo, y todo lo que desates en la tierra quedará desatado en el cielo” (17-19).
Durante más de 2.000 años, los cristianos católicos han honrado a Pedro y sus sucesores como líderes terrenales de la Iglesia cristiana. Porque aunque vemos a Jesús como la cabeza de la Iglesia, en la tierra vemos a Pedro y sus sucesores como los administradores terrenales de la Iglesia de Cristo. Algunos de estos líderes han sido excelentes, otros mediocres y otros malos. En otras palabras, representaban a la humanidad.
Hoy, oramos por el Papa y le pedimos a Dios que lo guíe en el desempeño de sus increíbles responsabilidades con sabiduría y caridad.