Hoy los cristianos católicos celebramos el domingo 23 del tiempo ordinario.
En este día, se nos recuerda que, como seguidores de Cristo, debemos tratar a todas las personas con dignidad. En el pasaje que tenemos hoy de Santiago, leemos:
“Hermanos, ustedes que creen en nuestro Señor Jesucristo glorificado, no hagan acepción de personas. Supongamos que cuando están reunidos, entra un hombre con un anillo de oro y vestido elegantemente, y al mismo tiempo, entra otro pobremente vestido. Si ustedes se fijan en el que está muy bien vestido y le dicen: ‘Siéntate aquí, en el lugar de honor’, y al pobre le dicen: ‘Quédate allí, de pie’, o bien: ‘Siéntate a mis pies’, ¿no están haciendo acaso distinciones entre ustedes y actuando como jueces malintencionados? Escuchen, hermanos muy queridos: ¿Acaso Dios no ha elegido a los pobres de este mundo para enriquecerlos en la fe y hacerlos herederos del Reino que ha prometido a los que lo aman?” (Santiago 2, 1-5)
Aunque Santiago tenía en mente tratar a los demás con respeto en los servicios de la iglesia, los cristianos católicos creen que para seguir a Cristo por completo, estamos llamados a tratar a todas las personas con dignidad y respeto, porque todos son hijos de Dios.
La foto de arriba muestra a algunas mujeres de El Portillo, una comunidad de Curarén. Los conocí en uno de mis viajes a esa comunidad antes de venir a vivir a Honduras.