Hoy celebramos el Vigésimo Tercer Domingo del Tiempo Ordinario.
En la lectura del evangelio de hoy de San Lucas (14: 25-33), el tema principal que Jesús nos estaba dando era ponerlo primero en nuestras vidas, y las personas y las cosas en segundo lugar.
Sí, debemos amar a los demás como nos amamos a nosotros mismos, porque el triple mandamiento del amor fue la enseñanza básica y fundamental de Jesús para nosotros: amar a Dios, amar a los demás, como nos amamos a nosotros mismos. Pero debemos amar a Jesús aún más.
Además, aunque debemos amar al mundo porque es una creación de Dios, no debemos “enamorarnos” de él hasta el punto de volvernos materialistas. Las personas materialistas nunca tienen suficiente, y como sienten que nunca tienen suficiente, nunca están satisfechas. Qué serenos son los que están agradecidos y contentos con lo que tienen. Oren para que seamos como ellos.
¿Cómo mostramos que ponemos a Cristo primero en nuestras vidas?