Hoy, los cristianos católicos celebramos el 24º domingo del tiempo ordinario.
En este día, leemos algunas palabras prácticas de Santiago sobre la vida espiritual a la que están llamados los cristianos. Específicamente, leemos:
“¿De qué le sirve a uno, hermanos míos, decir que tiene fe, si no tiene obras? ¿Acaso esa fe puede salvarlo? ¿De qué sirve si uno de ustedes, al ver a un hermano o una hermana desnudos o sin el alimento necesario, les dice: ‘Vayan en paz, caliéntense y coman’, y no les da lo que necesitan para su cuerpo? Lo mismo pasa con la fe: si no va acompañada de las obras, está completamente muerta.
Sin embargo, alguien puede objetar: ‘Uno tiene la fe y otro, las obras’. A ese habría que responderle: Muéstrame, si puedes, tu fe sin las obras. Yo, en cambio, por medio de las obras, te demostraré mi fe” (Santiago 2, 14-18).
¿Santiago quiere decir que hacemos obras para ganar la salvación? No, no “ganamos” la salvación, porque ese es un regalo de Dios. Hacemos trabajos porque tenemos mandamientos cristianos para hacerlo: alimentar a los hambrientos, vestir a los desnudos, perdonar a tus enemigos, rezar por los que te hacen daño, enterrar a los muertos, consolar a los que lloran, dar al que pregunta, y muchos más.
Entonces, cada uno de nosotros necesita preguntarse: “¿Cómo pongo mi fe en acción?”
En la foto de arriba, vemos un pequeño lugar donde las mujeres de San Bartolo han cocinado comida para la multitud que vino a celebrar la Misa en honor al 50 aniversario de Fausto Flores como Delegado de la Palabra. San Bartolo es una comunidad de Reitoca, F.M., Honduras.