En la lectura del Evangelio de hoy según Mateo (23, 1-12), leemos sobre una de las virtudes que Jesús amaba mucho, la humildad. Después de decirles a sus discípulos que no usaran su religión para alardear, les dijo: “Que el más grande de entre ustedes se haga servidor de los otros,porque el que se ensalza será humillado, y el que se humilla será ensalzado” (Mt 23: 11-12).
En su ministerio, Jesús una vez dio una demostración muy profunda de servir a los demás. Se levantó de la mesa, se puso un delantal y lavó los pies de sus discípulos. Aquí estaba “el más grande” sirviendo a los seguidores.
Tenemos oportunidades ilimitadas para servir a los necesitados, personas que no tienen todas las bendiciones que nosotros tenemos. Una de las formas más sencillas de hacerlo, y que no cuesta ni un centavo, es ser amable y respetuoso con todas las personas que conocemos. Cada vez que me encuentro con una persona que es amigable con un conserje o una persona de limpieza, pienso: “Están viviendo lo que Jesús enseñó”.
¿Cómo anteponemos a los demás a nosotros mismos? ¿Que podríamos hacer mejor?
La foto de hoy muestra a un joven subiendo a un paciente de la Clínica Santa María de Reitoca a un camión para transportarlo al hospital de Tegucigalpa, un viaje de dos horas.