En este domingo 33 del Tiempo Ordinario, San Pablo nos dice cuán importante es ser modelos para los demás en su Segunda Carta a los Tesalonicenses (3, 7-12):
“Hermanos y hermanas: Ya saben cómo tienen que imitarnos, pues no vivimos sin control ni regla mientras estuvimos entre ustedes. No pedimos a nadie un pan que no hubiéramos ganado, sino que trabajamos duramente noche y día hasta cansarnos para no ser una carga para ninguno. Teníamos, por supuesto, el derecho de actuar en otra forma, pero quisimos ser para ustedes un modelo que imitar. Además, cuando estábamos con ustedes les dijimos claramente: el que no quiera trabajar, que tampoco coma. Pero ahora hemos oído que hay entre ustedes algunos que viven sin control ni regla y no hacen nada, muy ocupados en meterse en todo. A ésos les mandamos y les rogamos, por Cristo Jesús, nuestro Señor, que trabajen en paz y se ganen el pan que comen”.
Las palabras de San Pablo son tan relevantes hoy como lo fueron hace 21 siglos. Todos los bautizados están llamados a ser misioneros, es decir, personas que anuncian la buena nueva de Jesús a los demás. Pero, es más probable que las personas nos escuchen cuando ven cómo actuamos, ya que las acciones hablan más que las palabras. En resumen, debemos esforzarnos por ser “homilías vivas, andantes”, homilías sin palabras.