En este Quinto Domingo del Tiempo Ordinario, recibimos un mensaje muy claro sobre la luz. En el pasaje evangélico de Mateo, por ejemplo, Jesús dice: “Hagan, pues, que brille su luz ante los hombres; que vean estas buenas obras, y por ello den gloria al Padre de ustedes que está en los Cielos” (5, 16).
Pero, ¿cómo hacemos que brille nuestra luz? Afortunadamente, tenemos algunos ejemplos muy concretos de cómo hacer brillar nuestra luz en el Libro de Isaías que escribe: “Compartirás tu pan con el hambriento, los pobres sin techo entrarán a tu casa, vestirás al que veas desnudo y no volverás al que veas desnudo y no volverás la espalda a tu hermano. Entonces, tu luz surgirá como la aurora y tus heridas sanarán rápidamente. …” (Isaías 58: 7-8a).
Afortunadamente, la vida tiene oportunidades ilimitadas para que dejemos brillar nuestra luz sirviendo a Dios sirviendo a los demás, porque siempre hay personas que necesitan ayuda en el camino de la vida. ¿Qué estás haciendo para ayudar a los demás?