Hoy, los cristianos católicos celebramos el segundo domingo de Pascua. Y, desde 2001, este día también celebra la Divina Misericordia de Dios.
La lectura del Evangelio de hoy nos da una pista de la misericordia de Dios cuando leemos acerca de la institución del Sacramento de la Reconciliación. Después de la resurrección de Jesús de entre los muertos, se apareció a sus apóstoles y les dijo, en parte, “¡La paz sea con ustedes! Como el Padre me envió, así te envío a ti”. Y cuando hubo dicho esto, sopló sobre ellos y les dijo:” Dicho esto, sopló sobre ellos y les dijo: ‘Reciban el Espíritu Santo: a quienes descarguen de sus pecados, serán liberados, y a quienes se los retengan, les serán retenidos’” (Juan 20: 21-23).
Durante más de 2.000 años, los cristianos católicos han atesorado este notable sacramento del perdón que nos permite comenzar de nuevo después de la caída. Y porque creemos que la misericordia de Dios no tiene límites, y porque creemos que con Dios todo es posible, oramos por la salvación de toda la humanidad: todos los que vivieron, todos los que viven hoy y todos los que vivirán en el futuro.
En la foto de arriba, vemos un pequeño altar decorado en honor de la Divina Misericordia en la Iglesia de la Divina Misericordia en Los Amates, una comunidad de Alubarén, F.M., Honduras. La foto fue tomada el día de la fiesta de la comunidad.