El Segundo Domingo de Pascua es también conocido como Domingo de la Divina Misericordia. En este día celebramos la misericordia de Dios y le pedimos a Dios que conceda la salvación a toda la humanidad. “Todos” significa “todas”, todas las personas que alguna vez vivieron, todas las que están vivas hoy y todas las que vivirán en el futuro. Hacemos una petición tan asombrosa porque con Dios, todas las cosas son posibles, y el amor y la misericordia de Dios no tienen límites.
En este día, escuchamos de la institución del Sacramento de la Reconciliación que Jesús nos dio y que los cristianos católicos hemos celebrado por más de 2000 años. En concreto, leemos:
Jesús les dijo de nuevo: «¡La paz esté con ustedes! Como el Padre me envió a mí, yo también los envío a ustedes». Al decirles esto, sopló sobre ellos y añadió «Reciban al Espíritu Santo. Los pecados serán perdonados a los que ustedes se los perdonen, y serán retenidos a los que ustedes se los retengan» (Juan 20: 21-23).
La foto de hoy muestra un cuadro de la Divina Misericordia en la iglesia matriz de nuestra parroquia, San Francisco de Asís, en Reitoca.