En la lectura de hoy de la Carta de Pablo a los romanos (11: 13-15, 29-33), escuchamos a Pablo decirle a los no judíos (gentiles): “Yo soy el apóstol de los gentiles”. Aunque usted y yo creemos que Jesús es el Mesías para todas las personas, la idea de que Jesús era para todos fue una gran noticia en su tiempo. Fue una noticia especialmente alegre para los gentiles que habían quedado fuera de la visión judía de la “historia de salvación”.
Luego, en la lectura del Evangelio de hoy (Mateo 15: 21-28), vemos cómo Jesús puso en práctica la enseñanza de Pablo al sanar a una mujer cananea gentil.
La moraleja de las historias es simple: Jesús vino al mundo como un Salvador para todas las personas, no solo para unos pocos. Es por eso que los cristianos católicos rezan por la salvación de todas las personas, porque creemos que su amor y misericordia son ilimitados, y con Dios, todo es posible. ¡Qué increíblemente buena noticia es esa!