El héroe misionero de esta semana es un laico que hizo su obra misionera en su natal Puerto Rico. Su nombre era Rafael Cordero y Molina.
Rafael nació el 24 de octubre de 1790 en San Juan, Puerto Rico en una familia pobre, el único varón y el menor de tres hermanos. Su padre, Lucas Cordero, trabajaba en los campos de tabaco, y su madre, Rita Molina, era ama de casa. Rafael, al igual que sus hermanas mayores Gregoria y Celestina, tenía un fuerte compromiso con su fe cristiana católica.
De ascendencia africana, Rafael se enseñó por sí mismo a leer y escribir, y desarrolló un amor por la literatura y el aprendizaje. También, tenía una gran pasión por enseñar a otros lo que había aprendido, y en 1810, cuando tenía unos 20 años, estableció una escuela gratuita para niños en su casa. Esta escuela estaba abierta a todos los niños, independientemente de su raza o ingresos. Enseñó caligrafía, matemáticas, lectura, e instrucción religiosa. Muchos de sus estudiantes se hicieron un nombre, entre ellos Román Baldorioty de Castro (un abolicionista y defensor del autogobierno de Puerto Rico), Alejandro Tapia y Rivera (un famoso poeta, dramaturgo, ensayista y escritor) y José Julián Acosta (periodista).
Rafael sirvió en su escuela de Luna Street durante 58 años. Su hermana Celestina estableció la primera escuela para niñas en Puerto Rico en 1820.
Debido a su dedicación, recibió muchos honores en su vida. Además de ser llamado el “Padre de la Educación Pública en Puerto Rico,” Rafael también fue el tema de un poema del poeta puertorriqueño José Gualberto Padilla llamado “El maestro Rafael,” y fue inmortalizado en una pintura de Francisco Oller llamada “La Escuela del Maestro Rafael Cordero”.
Rafael Cordero murió el 5 de julio de 1868 a la edad de 77 años. Más de 2.000 personas asistieron a su funeral.
La casa de la calle Luna donde Rafael enseñó fue remodelada y nombrada sitio histórico en el Registro Nacional de Lugares Históricos de los Estados Unidos. La Asociación de Maestros de Puerto Rico premia a un maestro que se distingue cada año con la Medalla Nacional Rafael Cordero. Varias escuelas en los Estados Unidos y Puerto Rico llevan el nombre de Rafael Cordero.
En 2004, Rafael fue nombrado Siervo de Dios cuando el Arzobispo de San Juan inició el proceso para su beatificación, y en 2013, el Papa Francisco declaró en Venerable.